lunes, 7 de diciembre de 2015

Movimientos lentos ¿Por qué?





Desde hace algún tiempo he querido escribir acerca del tema de “movernos lentamente” y de como con ello se puede construir/lograr/obtener una mejor coordinación en la ejecución de nuestros movimientos, y no hablo de ejecutar preciosas chaturangas en nuestra practica o ir de un asana a otra de manera fluida y lenta, hablo de patrones sencillos como agacharnos, levantarnos y andar, en fin, movimientos cotidianos,  aquellos que cuando lo vemos hacer nos parecen imposibles o fuera de nuestro alcance;  entonces nos vienen dudas a la cabeza acerca de cuál es la mejor manera realizarlos, si con “movimientos rápidos y fuertes” o “suaves y gentiles”. En este escrito encontraran algunas respuestas en torno a este tema.

Diversos argumentos apoyan la idea del uso de movimientos lentos y gentiles para desarrollar/mejorar/maximizar la coordinación en nuestros movimientos,  la base de esos argumentos es —para aquellos más científicos y menos esotéricos— la llamada Ley de Weber-Fechner, que describe la estrecha relación existente entre la magnitud de un estímulo físico y la capacidad de nuestro cerebro para detectar/saborear/discriminar pequeñas y sutiles diferencias en  ese estimulo.  La regla básica establece que en la medida que incrementas el estímulo, la habilidad que el cerebro posee para diferenciar ese estimulo que está recibiendo decrece. Realmente es algo de sentido común lo que plantea esta ley, vamos a imaginarnos que estamos en un cuarto obscuro con solo un par de velas encendidas, sería muy fácil notar si de pronto se encienden paulatinamente una vela a la vez, pero que pasa si estas en un cuarto con cientos de velas encendidas (además del calor inclemente) no serás capaz de notar cuando se enciendan nuevas velas porque tu capacidad de percepción decrece.

Esta regla aplica con variedad de estímulos sensoriales, incluyendo el esfuerzo muscular; imagina que sostienes un saco de naranjas con tus brazos con los ojos cerrados, si de pronto un grillo decide posarse sobre tu brazo no podrás notar la diferencia de peso o incluso sentir el ligero cambio en la textura que proporciona el toque de ese grillo en tu brazo, para que puedas sentir ese estimulo tendría que tratarse de un estímulo mas relevante, algo como que sea un gavilán el  que decida posarse sobre tu brazo. El punto es que, si de un estímulo como el peso pasas de 1kg a 50kg de golpe tu cerebro se volverá 50 veces menos sensible al aplicar el esfuerzo muscular requerido para levantar ese peso.

¿Por qué es importante esto?  Simple, si quieres moverte de manera eficiente en tu practica física, tienes que estar consciente cuando estás aplicando más esfuerzo del necesario. Cuando disminuimos la velocidad en la que nos movemos incrementamos la habilidad de diferenciar el esfuerzo muscular necesario para ejecutar el movimiento, por lo tanto incrementamos la capacidad de nuestro cerebro para detectar y corregir cualquier exceso de esfuerzo innecesario.  Esto lo podemos aplicar en cualquier patrón de movimiento simple donde es necesario que nuestros músculos actúen en forma conjunta. Cuando un grupo muscular extiende y otro es responsable de la contracción, la velocidad puede ser un factor de entropía ya que al movernos rápidamente mientras “aprendemos” un movimiento puede ocurrir que nuestro cerebro envíe señales erróneas a nuestros músculos y contraigamos un grupo muscular cuando realmente necesitamos relajarlo, por ello el énfasis en realizar movimientos lentos durante el aprendizaje hasta por fin adueñamos de dicho movimiento.

La idea detrás de esta ley (Ley de Weber-Fechner) es que mediante movimientos lentos y conscientes desarrollemos un mapa cerebral más claro del movimiento ya que el cerebro como un todo y refiriéndose a partes físicas y especificas del cerebro son los responsables directos de detectar/reconocer/regular el movimiento de ciertas partes en nuestro cuerpo, son estas áreas del cerebro las que se encargan de desarrollar/optimizar los enlaces neurológicos que nos permitirán luego obtener un feedback más claro de lo que nuestro cuerpo realiza, lo que luego nos permitirá avanzar en la complejidad de los movimientos.

In Movement complexity is the King” Ido Portal

En resumen, con el uso de movimientos lentos el cerebro podrá construir un mapa de información más detallada y refinada, así mismo ese mapa lo empezamos a visualizar en “alta definición”, es como aplicar zoom y de pronto las direcciones son más claras y tenemos más información para movernos alrededor y de pronto unir un movimiento con otro se hace más fácil y el aumentar la velocidad es posible cuando desarrollamos un poderoso “GPS” en nuestro cerebro.


La invitación es a movernos lentamente en nuestro “mat” de forma consciente sin apresurarnos en ya que muchos llegamos a esta actividad a una edad adulta,  donde el reto es reconectar esas áreas de nuestro cerebro  con el movimiento de una manera curiosa, exploratoria y sobre todo en forma de “juego”, por ello que saltarse pasos no es recomendable y hablando específicamente del yoga respetemos el proceso que sutilmente es sugerido en forma de “clases básicas” y  “clases multi-nivel”, como dice el dicho “lento pero seguro”.

Escrito por: Abdón Urbina

No hay comentarios:

Publicar un comentario