Desde hace algún tiempo he
querido escribir acerca del tema de “movernos lentamente” y de como con ello se
puede construir/lograr/obtener una mejor coordinación en la ejecución de
nuestros movimientos, y no hablo de ejecutar preciosas chaturangas en nuestra
practica o ir de un asana a otra de manera fluida y lenta, hablo de patrones
sencillos como agacharnos, levantarnos y andar, en fin, movimientos
cotidianos, aquellos que cuando lo vemos
hacer nos parecen imposibles o fuera de nuestro alcance; entonces nos vienen dudas a la cabeza acerca
de cuál es la mejor manera realizarlos, si con “movimientos rápidos y fuertes”
o “suaves y gentiles”. En este escrito encontraran algunas respuestas en torno
a este tema.
Diversos argumentos apoyan la
idea del uso de movimientos lentos y gentiles para
desarrollar/mejorar/maximizar la coordinación en nuestros movimientos, la base de esos argumentos es —para aquellos
más científicos y menos esotéricos— la llamada Ley de Weber-Fechner, que describe la estrecha
relación existente entre la magnitud de un estímulo físico y la capacidad de
nuestro cerebro para detectar/saborear/discriminar pequeñas y sutiles diferencias
en ese estimulo. La regla básica establece que en la medida
que incrementas el estímulo, la habilidad que el cerebro posee para diferenciar
ese estimulo que está recibiendo decrece. Realmente es algo de sentido común lo
que plantea esta ley, vamos a imaginarnos que estamos en un cuarto obscuro con
solo un par de velas encendidas, sería muy fácil notar si de pronto se
encienden paulatinamente una vela a la vez, pero que pasa si estas en un cuarto
con cientos de velas encendidas (además del calor inclemente) no serás capaz de
notar cuando se enciendan nuevas velas porque tu capacidad de percepción
decrece.
Esta regla aplica con variedad de
estímulos sensoriales, incluyendo el esfuerzo muscular; imagina que sostienes
un saco de naranjas con tus brazos con los ojos cerrados, si de pronto un
grillo decide posarse sobre tu brazo no podrás notar la diferencia de peso o
incluso sentir el ligero cambio en la textura que proporciona el toque de ese
grillo en tu brazo, para que puedas sentir ese estimulo tendría que tratarse de
un estímulo mas relevante, algo como que sea un gavilán el que decida posarse sobre tu brazo. El punto
es que, si de un estímulo como el peso pasas de 1kg a 50kg de golpe tu cerebro
se volverá 50 veces menos sensible al aplicar el esfuerzo muscular requerido
para levantar ese peso.
¿Por qué es importante esto? Simple, si quieres moverte de manera
eficiente en tu practica física, tienes que estar consciente cuando estás
aplicando más esfuerzo del necesario. Cuando disminuimos la velocidad en la que
nos movemos incrementamos la habilidad de diferenciar el esfuerzo muscular
necesario para ejecutar el movimiento, por lo tanto incrementamos la capacidad
de nuestro cerebro para detectar y corregir cualquier exceso de esfuerzo
innecesario. Esto lo podemos aplicar en
cualquier patrón de movimiento simple donde es necesario que nuestros músculos
actúen en forma conjunta. Cuando un grupo muscular extiende y otro es
responsable de la contracción, la velocidad puede ser un factor de entropía ya que
al movernos rápidamente mientras “aprendemos” un movimiento puede ocurrir que
nuestro cerebro envíe señales erróneas a nuestros músculos y contraigamos un
grupo muscular cuando realmente necesitamos relajarlo, por ello el énfasis en
realizar movimientos lentos durante el aprendizaje hasta por fin adueñamos de
dicho movimiento.
La idea detrás de esta ley (Ley de Weber-Fechner) es que mediante movimientos
lentos y conscientes desarrollemos un mapa cerebral más claro del movimiento ya
que el cerebro como un todo y refiriéndose a partes físicas y especificas del
cerebro son los responsables directos de detectar/reconocer/regular el
movimiento de ciertas partes en nuestro cuerpo, son estas áreas del cerebro las
que se encargan de desarrollar/optimizar los enlaces neurológicos que nos
permitirán luego obtener un feedback más claro de lo que nuestro cuerpo
realiza, lo que luego nos permitirá avanzar en la complejidad de los
movimientos.
“In Movement complexity is the King” Ido Portal
En resumen, con el uso de
movimientos lentos el cerebro podrá construir un mapa de información más
detallada y refinada, así mismo ese mapa lo empezamos a visualizar en “alta
definición”, es como aplicar zoom y de pronto las direcciones son más claras y
tenemos más información para movernos alrededor y de pronto unir un movimiento
con otro se hace más fácil y el aumentar la velocidad es posible cuando
desarrollamos un poderoso “GPS” en nuestro cerebro.
La invitación es a movernos
lentamente en nuestro “mat” de forma consciente sin apresurarnos en ya que
muchos llegamos a esta actividad a una edad adulta, donde el reto es reconectar esas áreas de
nuestro cerebro con el movimiento de una
manera curiosa, exploratoria y sobre todo en forma de “juego”, por ello que
saltarse pasos no es recomendable y hablando específicamente del yoga
respetemos el proceso que sutilmente es sugerido en forma de “clases básicas”
y “clases multi-nivel”, como dice el
dicho “lento pero seguro”.
Escrito por: Abdón Urbina
Escrito por: Abdón Urbina
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