El comienzo del progreso espiritual y el equilibrio mental es conocido como Sadhana. La sadhana es la práctica diaria que hace una persona, en este caso el sadhu, para corregir su mente y ejercitar su cuerpo hasta introducirlos en una disciplina para así poder expresar el infinito dentro de uno mismo.
La Sadhana se realiza antes del amanecer, antes de que salga el sol, ya que la psicosfera está menos cargada de pensamientos y nuestro aura y su irradiación prevalecen más en este momento que en cualquier otro.
Tomar una meditación como Sadhana ayuda a limpiar el subconsciente de miedos y libera nuevas reservas de conciencia y energía para que estas puedan guiarnos. A través de la meditación, la mente expulsa las nubes del miedo y ve la luz y el poder de la conciencia creativa. Por tanto, la meditación de la mañana limpia las ansiedades y proyecciones de manera diaria para que ningún miedo subconsciente sea acumulado.
Los sadhus realizan cuarentenas. Tras 40 días o un año y medio de Sadhana, la conciencia empieza a filtrarse en las partes más profundas de la mente. Los esfuerzos han echado raíces y se consolidan. La mente subconsciente recibe el mensaje. El subconsciente acepta el hábito de la Sadhana.
Los principios rectores para un sadhu son la renuncia y la disciplina. Han sacrificado toda su vida material, su familia, los placeres de la vida, para dedicarse por completo a la práctica de lo sagrado: el yoga y el control de su propio cuerpo, la meditación, rituales de distinto tipo, penitencias (en algunos casos de lo más excéntrico)…
Por eso el verdadero sadhu es considerado un hombre santo y despierta todo el respeto y la admiración en India, lo que permite que puedan vivir de la limosna.
No obstante, hay excepciones. A veces no son más que vagabundos o personas que malviven en la calle… y en algún caso es posible encontrar a quien encubre otro tipo de propósitos o prácticas bajo la apariencia de “sadhu”, como disfrazarse de atracción turística para conseguir unas rupias
Existen varios tipos de Sadhus
Los naga siempre han despertado entre la gente una mezcla de fascinación y temor, y todavía hay quien piensa que efectivamente son muertos cuyo cuerpo está ocupado por el espíritu de Shiva y, como tales, hay que respetarlos. Es un mundo complejo, muy primitivo y poco conocido.
Para un naga sadhu, tener un hijo supondría una catástrofe, pues alargaría el ciclo de reencarnaciones del que quieren escapar.
2. Dandis
Son de origen brahman y grandes sabios. Se dedican a la meditación y conocen muy bien las escrituras. Suelen ir ataviados de un “danda”, un cayado de bambú del que no pueden separarse.
3. Aghoris
A diferencia del resto de órdenes sadhus, los aghoris no evitan el contacto con todo lo considerado impuro, sino que lo han convertido en su razón de ser.
Los Aghori son una secta Hindú, que se ubican en la India, Nepal y Sudeste de Asia. Ellos sostienen que las personas que practican el canibalismo tienen poderes mágicos, vida eterna, y pueden relevar el dolor. Muchos hindúes los califican como “no hindúes” por tener rituales de canibalismo. Sin embargo, los Aghoris, a diferencia de otros grupos que practican el canibalismo, no matan humanos para comer, sino que comen carne humana de personas ya fallecidas. Por esto, a los Aghoris se los tilda de inofensivos.
Los Aghoris siguen a Lord Shiva y otros a Lord Kali (Kali es el nombre de su divina madre con quien se mantienen en contacto mediante rituales con cadáveres humanos, los cuales son tan sagrados como cualquier otra cosa en sus vidas) y sostienen que pueden parar el renacimiento humano en la tierra.
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