lunes, 28 de marzo de 2016

La Felicidad


¿Qué es la felicidad?


La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter.

Depende de ti, de tu estado de consciencia o inconsciencia, de si estás dormido o despierto. La humanidad puede dividirse en dos tipos: los que duermen y los que están despiertos y, por supuesto, un pequeño grupo entre medias.

La felicidad dependerá de dónde estés en tu consciencia. Si estás dormido, el placer es la felicidad. El placer significa la sensación, intentar alcanzar por mediación del cuerpo algo que no se puede alcanzar por mediación del cuerpo, obligar al cuerpo a alcanzar algo de lo que no es capaz.

Lo que llamamos «felicidad» depende de la persona. Para la persona dormida, las sensaciones placenteras son la felicidad. La persona dormida vive cambiando de un placer a otro. Se precipita de una sensación a otra. Vive para las pequeñas emociones; lleva una vida muy superficial. No tiene profundidad, no tiene calidad. Vive en el mundo de la cantidad.



Ahora es el único tiempo y aquí es el único espacio. Y de repente el cielo desciende sobre ti. Eso es la dicha. Eso es la verdadera felicidad.

Busca la dicha; es tu derecho inalienable. No sigas perdido en la jungla de los placeres; elévate un poco. Ve en busca de la felicidad y después de la dicha. El placer es animal; la felicidad es humana; la dicha, divina. El placer te ata, es una esclavitud, te encadena. La felicidad te afloja un poco la cuerda, te da un poco de libertad, pero sólo un poco. La dicha es la libertad absoluta. Empiezas a avanzar hacia arriba; te da alas. Dejas de formar parte de la grosera tierra; pasas a formar parte del cielo. Te conviertes en luz, en alegría.

El placer depende de los demás. La felicidad no depende de otros, pero de todos modos es algo distinto de ti. La dicha no depende de nada, ni es nada distinto de ti; es tu ser mismo, es tu naturaleza misma.

La dicha significa alcanzar el núcleo más profundo de tu ser. Se encuentra en las profundidades últimas de tu ser, donde ni siquiera el ego existe, donde reina el silencio: tú has desaparecido. En la alegría existes un poco, pero en la dicha dejas de existir. Se ha disuelto el ego; es un estado de no ser.

Buda lo llama «nirvana». El nirvana significa dejar de ser, ser un vacío infinito como el cielo. Y en el momento en que eres el infinito, te inundas de estrellas e inicias una vida completamente nueva. Renaces.

La felicidad no tiene nada que ver con el éxito. La felicidad no tiene nada que ver con el dinero, el poder, el prestigio. Es una dimensión completamente distinta. La felicidad tiene que ver con tu consciencia, no con tu carácter. 



La felicidad siempre te acompaña. No tiene nada que ver con el tiempo que haga, no tiene nada que ver con cortar leña, ni con cavar un agujero en el jardín. La felicidad no tiene nada que ver con nada. Es simplemente el estado de despreocupación, de relajación de tu ser con la existencia. Y está ahí; no va y viene. Está siempre ahí, como tu respiración, como el latido de tu corazón, como la circulación de la sangre por tu cuerpo.

El deseo de felicidad simplemente demuestra que no eres feliz en este momento. El deseo de felicidad simplemente demuestra que eres una persona infeliz. Y una persona infeliz proyecta en el futuro que alguna vez, algún día, será feliz. Esa proyección procede de la desdicha, lleva en sí las semillas mismas de la desdicha. Es algo que sale de ti; no puede ser algo distinto de ti. Es tu hijo: su cara será como la tuya; tu sangre circulará por su cuerpo. Será tu continuidad.

Hoy eres infeliz. Proyectas que el mañana será feliz, pero ese mañana es una proyección tuya, de lo que eres hoy. Eres infeliz; el mañana surgirá de esa infelicidad y serás aún más infeliz. Y naturalmente, con tanta infelicidad volverás a desear más felicidad futura. Te verás atrapado en un círculo vicioso: cuanto más infeliz eres, más desearás la felicidad; cuanto más desees la felicidad, más infeliz serás. Es como la pescadilla que se muerde la cola.

De modo que lo primero que hay que tener en cuenta es no soñar, no proyectar. Lo primero es estar aquí y ahora. Sea lo que fuere, tienes que estar aquí y ahora, y entonces se producirá una revelación formidable.

Esa revelación consiste en que nadie puede ser infeliz en el aquí y el ahora.

La felicidad está donde tú estés: dondequiera que estés, ahí está la felicidad. Está a tu alrededor, es un fenómeno natural. Es como el aire, como el cielo. La felicidad no es algo que haya que buscar; es la materia misma del universo. La alegría es la materia misma del universo. Pero tienes que mirar lo que está delante de ti, lo inmediato. Si miras hacia los lados, se te escapará.

Sólo las personas tristes necesitan diversiones. Cuanto más triste se hace el mundo, más necesitamos la televisión, las películas, las ciudades de oropel y tantas y tantas cosas. Cada día necesitamos más el alcohol, cada día necesitamos más clases de drogas, para evitar la desdicha en la que vivimos, para no enfrentarnos a la angustia en la que vivimos, para olvidarlas. Pero olvidando no se consigue nada.

La alegría tiene que entrar en tu ser. Al principio resulta difícil, arduo. Al principio tendrás que enfrentarte al sufrimiento. El camino es montañoso, pero cuanto más te adentres en él, mayor será la compensación, mayor la recompensa.

Una vez que hayas aprendido a enfrentarte a la desdicha, empezarás a sentirte alegre, porque por el hecho de enfrentarte empieza a desaparecer la desdicha y tú empiezas a integrarte.

Un día tienes ante ti la desdicha y te enfrentas a ella, y de repente, se produce el cambio: ves la desdicha como algo distinto de ti, como algo ajeno a ti; era una simple ilusión, una identificación en la que te habías metido. Ahora sabes que no eres eso, y se produce un estallido de alegría, una explosión de alegría.

Si no eres feliz con lo que tienes, tampoco lo serás con lo que consigas.

Autor: OSHO

jueves, 10 de marzo de 2016

El Japa Mala

Japa: Repetición
Mala: Circulo





El mala es un objeto devocional, por lo cual debe ser usado con respeto. Debe ser guardado dentro de un paño o colocado sobre el altar de la casa.

Tanto con el pensamiento como con la palabra emitimos energía, esta puede ser positiva o negativa, todo dependerá de qué estemos pensando o diciendo. Podemos emitir frases positivas para cambiar conductas y sensaciones negativas.
El Japamala (rosario hindú) tiene 108 cuentas redondas que al juntarse forman un círculo (mala), que termina con una cuenta alargada (que representa el Monte Meru o Morada de los Dioses).

¿Por qué 108 cuentas? 




Los japa malas tienen 108 cuentas redondas que al juntarse forman un círculo (mala), que termina con una cuenta alargada (que representa el Monte Meru o Morada de los Dioses). Esta cuenta alargada nunca debe ser pasada por los dedos pues sería atravesar el lugar de residencia de los Dioses, un lugar Sagrado. Luego, para volver a dar una nueva vuelta al mala, se debe girar y volver hacia atrás.

Significado del número 108 en el Hinduismo


La lectura “secreta” o lenguaje crepuscular (lenguaje utilizado en oriente por diversas corrientes religiosas para proteger determinado conocimiento de aquéllos aún no iniciados) del número 108 es:
“No existe diferencia entre Aquello (Dios) y el Ser” 
“No hay diferencia entre Brahm y el Jiva (el Ser- el Hombre)”.
El número 9 es considerado Sagrado por el Hinduismo, el 9 es Brahm, Dios. A este número se lo denomina el “indestructible” , el “inmutable”, ya que, por cualquier cantidad que se lo multiplique, el dígito que se obtiene de la suma de los números que forman el resultado, siempre es 9.
(Ej: 9×5=45 luego 4+5=9; 137×9=1233 luego 1+2+3+3=9)
El número 108 tiene como dígito el número 9 (1+0+8=9); a su vez es resultado de multiplicar 12×9=108.
El 12(doce) es el número de Adityas, las luminarias que revelan el mundo objetivo y de ese modo son los símbolos del aspecto Sakara (del mundo de nombres y formas, de la multiplicidad, de la aparente variedad, de las fugaces imágenes).

¿Cómo colocar los dedos?




El dedo pulgar representa a Brahm (Dios), el Eterno Absoluto, el Principio inmanente.
El dedo índice, que señala a esto y aquello, ustedes y el otro, es el individuo, que se siente separado y distinto. Cuando estos dos se unen en la punta, sostenidos en esta posición, es el gesto de la sabiduría o Jñana Mudra, pues la sabiduría consiste en que el individuo se vuelva uno con Dios, la fusión de aquello que sentía haber emergido.
Los tres dedos (medio, anular y meñique) representan a la naturaleza, el mundo objetivo, que es negado cuando se efectúa la fusión. Son las tres características de la naturaleza o gunas, el sátvico (pureza), el rajásico (pasión) y el tamásico (inercia), que con su interacción crean el mundo fenoménico”. Sai Baba

¿Cómo utilizarlo?


Sostener el rosario encima del dedo del corazón, manteniendo los tres dedos de los gunas juntos.
Esto significa que están ahora trascendiendo el mundo de los atributos y de las cualidades, del nombre y de la forma, de la multiplicidad que es la consecuencia de toda esta transformación, y avanzando hacia el conocimiento de la Unidad.
Ahora el dedo del individuo (índice) pasa lentamente cada cuenta hacia el dedo pulgar (Dios), tocando la punta de éste cuando la cuenta pasa por él, para que la fusión sea enfatizada con cada cuenta y cada aliento, pues mientras los dedos aprenden y enseñan la lección, la lengua también repite el Mantra o el Nombre.
Una vez comenzada la acción de repetir el Nombre (japa), no se debe dejar de hacerlo hasta completar el círculo (mala); como un acto de respeto y unión con el Nombre y la Forma elegida, con quien, de acuerdo a la concentración obtenida durante esta repetición se llegara a obtener.
"Es sólo un medio para ayudar a la concentración y a la contemplación sistemática. El salvavidas debe desecharse cuando aprendan a nadar, y las muletas cuando puedan caminar. Al comienzo sean regulares en las horas que dedican a la repetición del Nombre o Mantra. Adóptenlo natural y espontáneamente, con amor y entusiasmo”. Sai Baba

miércoles, 2 de marzo de 2016

Holi / Festival de los colores





En la India cada año se da la bienvenida a la primavera de manera muy especial: “Holi” es la fiesta de los colores y una de las festividades más importantes del país.

No solo celebran el cambio del invierno a la primavera, sino también, según el hinduismo, la victoria del bien sobre el mal – y lo hacen con mucho color. La fiesta inicia por la noche con el incendio de la mujer-demonio y desde el amanecer hasta el medio día, polvos de colores vuelan por las calles principales de la India para recordar que Holinka murió en la hoguera en lugar de su hermano quien adoraba a Vishnú. Durante esta celebración, la gente se pinta y lanza polvos de colores llamados Gulal.





Por un día, las diferencias entre castas, religión u origen desaparecen; los límites entre las distintas capas sociales, jóvenes y mayores, ricos y pobres se difuminan. En este día, todas las personas son iguales. La diversidad cultural, el respeto mutuo, la alegría, así como la tolerancia, son lo que hacen inolvidable la fiesta de Holi cada año.




La celebración original consiste esencialmente en lanzarse polvos de colores brillantes y agua coloreada unos a otros, como símbolo de felicidad por la llegada de la primavera, tratando de emular los alegres colores de las flores que nacerán durante la estación venidera, Es un momento mágico, de alegría, diversión, música y danza, pero sobre todo espiritual, ya que durante la víspera del festival, se encienden hogueras como conmemoración del triunfo del “bien” frente al “mal”.